Todos los niños atraviesan una fase en la que se sienten muy ingeniosos y audaces, y una manera típica de mostrar su nueva e intrépida personalidad a todo el mundo es el uso desmesurado de palabras vulgares e insultos, proferidos con gran alegría y sin ninguna maldad. La primera pregunta que nos planteamos entonces horrorizados es dónde habrá tenido nuestro hijo la posibilidad de aprender semejantes palabrotas. La respuesta obvia es que las aprende de los demás niños mientras está jugando, en la guardería o en los parques. Los niños no entienden en absoluto el significado real de los términos que utilizan, pero se dan cuenta perfectamente del efecto que provocan, y entienden que usando esas palabras se hacen más interesantes a los ojos de las personas adultas. Además las repiten continuamente para demostrar que son mayores y capaces de afrontar el enfado de los padres. Están contentos de ser un poco traviesos y de demostrar que también ellos conocen el mundo. Como comportarnos con un niño que dice palabrotas La primera cosa que hay que hacer es intentar mantener el control y no salirnos de nuestras casillas. No tiene que notar en absoluto que estamos escandalizados. Si descubre que ha producido este efecto, indirectamente recibe el estímulo de repetir la travesura con la recóndita esperanza de provocar otra vez la misma reacción. |
La educación comienza en casa y los primeros años de vida son fundamentales para la formación emocional de un individuo. El rol de la familia es vital y su implicación en la comunidad educativa esencial. Dirigido a la familia, con sus nuevos roles y diversidad.
23/8/07
Las palabrotas
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